DESDE TERÁN A CANAÁN.

Pinceladas bíblicas.

                              "Marchó, pues, Abrán, como se lo había dicho Yahvé, y con él marchó Lot.
                              Tenía Abrán setenta y cinco años cuando salió de Jarán".
                                                                                    (Génesis 12, 4)                                                                                     

Abrahán abandona a su familia.

Una vez llegado a Jarán, nos dice la biblia, Abrahán recibe una nueva orden: Hay que continuar el viaje. Esta vez es una orden para él, no para todo el clan. Su sobrino se une a la vida del nomadismo.

Sin embargo hay algo especial en este viaje. Hay una promesa y él tiene una esperanza. La ilusión del nómada es que algún día pueda ser dueño y señor de las tierras en que pastorea. Ser sedentario. Abrán tiene una certeza. Se vislumbra como señor de su tierra. Si no logra serlo él, al menos lo serán sus descendientes. Ya tiene un objetivo. Dejar de ser nómada es un avance. Ser sedentario es un desafío.

Al final Abrahán consigue tener la primera posesión Israelita en Canaán. Es la primera compra de una propiedad en la biblia. Acepta las tradiciones de los sedentarios. No acepta un regalo, quiere una propiedad. Aquí se encuentra las raíces de la propiedad privada. No se conforma con la promesa de su Dios. La primera propiedad, además, es para perpetuar su ascendencia, sus muertos. Es propiedad del clan. Todo el clan ha de estar ligado para siempre a esta tierra.

La lucha entre el nomadismo y el sedentarismo, formará parte del esfuerzo continuo de la humanidad. Todavía hoy día se mantiene, en algunas regiones, esa dicotomía. El sedentarismo triunfa de forma fehaciente. Esta es la raíz de innumerables guerras en la humanidad, defender la propiedad. La propiedad privada acaba de adquirir el documento de legalidad.

Ya pueden continuar con el pastoreo. Incluso pueden atravesar naciones e imperios. Establecer vínculos sagrados con otras tribus. Vivir temporalmente, aunque sean en tiempos largos, en otros territorios. Todo está permitido con tal de volver a la propiedad privada. Es la verdadera llamada de la sangre. En esta sepultura será también colocado el propio Abrahán, su hijo Isaac, su nieto Jacob. Además de Sara, Rebeca y Lía.

En resumen, Abraham era el hijo del jefe de una tribu, por lo tanto rico en ganado, dinero, esclavos, siervos, etc. Adoraba a los dioses de moda en aquella época, a los que todos sus compatriotas adoraban. Se convierte en emigrante porque la vida de su familia estaba en peligro debido a los ataques de los pueblos vecinos. Y reside en un lugar llamado Jarán hasta la edad de 75 años.

Aquí comienza la Historia del Pueblo de Israel.