LOS CONSILIARIOS.
Vida Ascendente es un movimiento eclesial de mayores.
Somos mayores biológicamente, sí. Aunque jóvenes en vivir la fe. Maduros en la posesión de la Esperanza; Y mayores en ejercer la Caridad.
Las personas de vida ascendente no nos jubilamos. Dios no se jubila, tampoco el demonio, ni los santos y ángeles. Entonces por qué sí nosotros.
Los miembros de Vida Ascendente, no necesitan ya catequesis ni alimentos infantiles. Somos fieles seglares, curtidos en mil batallas, es decir mayores. Necesitamos una alimentación fuerte y vigorosa.
Es un privilegio ser consiliario de vida ascendente.
Es difícil encontrar gente más entrega al Espíritu que nosotros. Estamos prontos a la escucha. Confiamos en nuestros consiliarios. Aunque queremos más. Admiramos al que es otro Cristo en la tierra.
Recibimos con ilusión al consiliario. Admitimos sus deficiencias. Agradecemos sus conocimientos. Nos complacemos en su exquisita bondad. Necesitamos su doctrina. Todo esto es cierto.
Pero lo que verdaderamente exigimos al consiliario es que respire santidad. En esta etapa de nuestra vida es lo más importante. Sed santos como mi Padre es Santo.
Estamos a un paso de ver la Faz del Padre. Queremos conseguirlo. Necesitamos el último impulso. Que no nos den doctrina bobalicona y desnortada. No somos sectarios ni papólatras. Exigimos que nos ayuden a ser agua viva, luz clara, amor verdadero. Estar apoyados en la Sagrada Escritura, en la Tradición y en el Magisterio de toda la Iglesia. El Consiliario tiene el camino expedito. Se lo agradeceremos.