LOS PATRIARCAS. ¿A QUÉ DIOS ADORARON?

(Sedentarismo) Versus (Nomadismo).

Textos Bíblicos.

Libro del Génesis.

Capítulo: 13.
2. Dijo Abrán: "Mi Señor, Yahvé".

Capítulo: 14.
18. Melquisedec, rey de Salem, presentó pan y vino, pues era sacerdote del Dios Altísimo, 19. y le bendijo diciendo: "¡Bendito sea Abrán del Dios Altísimo, creador de cielos y tierra”, 20. “y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos”. Y Abrán le dio el diezmo de todo. […]
22. Pero Abrán dijo al rey de Sodoma: "Alzo mi mano ante el Dios Altísimo, creador de cielos y tierra. (El Elyon).

Capítulo: 16.
13. Dio Agar a Yahvé, que le había hablado, el nombre de "Tú eres El Roí", pues dijo: "¿Si será que he llegado a ver aquí las espaldas de aquel que me ve?"

Capítulo: 17.
1.Cuando Abrán tenía noventa y nueve años, se le apareció Yahvé y le dijo: "Yo soy El Sadday, anda en mi presencia y sé perfecto.

Capítulo: 21.
33. Abrahán plantó un tamarisco en Berseba e invocó allí el nombre de Yahvé, Dios eterno (El Olam). Abrahán estuvo residiendo en el país de los filisteos muchos años.

Capítulo: 26.
24. Yahvé se le apareció aquella noche y dijo: "Yo soy el Dios de tu padre Abrahán. No temas, porque yo estoy contigo. Te bendeciré y multiplicaré tu descendencia por amor de Abrahán, mi siervo."

Capítulo: 31.
13. Yo soy el Dios que se te apareció en Betel, donde ungiste una estela y donde me hiciste aquel voto. Ahora, levántate, sal de esta tierra y vuelve a tu país natal" [...]
19. Como Labán había ido a esquilar sus ovejas, Raquel robó los ídolos familiares que tenía su padre
53. El Dios de Abrahán y el Dios de Najor juzguen entre nosotros." Y Jacob juró por el Padrino de su padre Isaac.

Capítulo: 35.
7. Y edificó allí un altar, llamando al lugar El Betel, porque allí mismo se le había aparecido Dios cuando huía de su hermano.

Capítulo: 46.
1. Partió Israel con todas sus pertenencias y llegó a Berseba, donde hizo sacrificios al Dios de su padre Isaac.

Capítulo: 49.
24. Mientras sigue firme su arco y sueltos los músculos de sus manos, por las manos del Fuerte de Jacob, por el Nombre del Pastor, la Piedra de Israel, 25. por el Dios de tu padre, y él te ayude, el Dios Sadday, y él te bendiga con bendiciones del cielo por arriba, bendiciones del abismo que yace abajo, bendiciones de ubres y vientre

Libro del Éxodo.

Capítulo: 6.
3. Me aparecí a Abrahán, a Isaac y a Jacob como El Sadday; pero mi nombre de Yahvé no se lo di a conocer.

Libro de Números.

Capítulo: 23.
22. Cuando Dios lo sacó de Egipto, como cuernos de búfalo fue para él.

Libro de Josué.

Capítulo: 24.
2. Josué dijo a todo el pueblo: "Esto dice Yahvé el Dios de Israel: Al otro lado del Río habitaban antaño vuestros padres, Téraj, padre de Abrahán y de Najor, y daban culto a otros dioses.

Libro de Jueces.

Capítulo: 9.
46. Al saberlo, los vecinos de Migdal Siquén se metieron en la cripta del templo de El Berit.

Capítulo: 17.
4. Su madre tomó doscientos siclos de plata y los entregó al fundidor. Éste le hizo una imagen (y un ídolo de metal fundido) que quedó en casa de Mikayehú. 5. Este hombre, Micá, tenía una Casa de Dios; hizo un efod y unos terafim e invistió a uno de sus hijos, que vino a ser su sacerdote.

Capítulo: 18.
14. Los cinco hombres que habían ido a recorrer la tierra, tomaron la palabra y dijeron a sus hermanos: "¿No sabéis que hay aquí en estas casas un efod, unos terafim, una imagen y un ídolo de metal fundido?" […]
17. Los cinco hombres que habían ido a recorrer la tierra subieron, entraron dentro y cogieron la imagen, el efod, los terafim y el ídolo de fundición; […]
20. Se alegró con ello el corazón del sacerdote, tomó el efod, los terafim y la imagen y se fue en medio de la tropa.

Libro 1 Samuel.

Capítulo: 15.
23. Como pecado de hechicería es la rebeldía, crimen de terafim la contumacia. Porque has rechazado la palabra de Yahvé, él te rechaza para que no seas rey."

Capítulo: 19.
13. Tomó Mical los terafim y los puso en el lecho, colocó una estera de pelos de cabra a la cabecera, y los cubrió con una colcha.

Libro 2 Reyes.

Capítulo: 23.
24. Josías eliminó también los nigromantes y adivinos, los terafim y los ídolos, y todas las abominaciones que se podían ver en la tierra de Judá y en Jerusalén, cumpliendo así los términos de la Doctrina escritos en el rollo encontrado por el sacerdote Jilquías en el templo de Yahvé.

Libro de Ezequiel.

Capítulo: 21.
26. Porque el rey de Babilonia se ha detenido en el cruce, en la cabecera de los dos caminos, para consultar a la suerte. Ha sacudido las flechas, ha interrogado a los terafim, ha observado el hígado.

Libro de Oseas.

Capítulo: 13.
4. Porque durante muchos días se quedarán los hijos de Israel sin rey ni príncipe, sin sacrificios ni estela, sin efod ni terafim.

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1.- Ambientación Histórica.

Se puede decir pronto y bien, estamos en el siglo XX a.c. Es una frase común, y sin embargo es algo que no es fácil de comprender. Se dice fácil, se entiende peor. Se puede intentar vivir en la época visigoda, antes de la invasión musulmana. Se puede comprender bien vivir en tiempos de Cristo. Es más difícil situarse antes de la civilización greco-romana. Pero pensar vivir en época de los Acadios es un triunfo.

Pues esto es precisamente lo que sucede cuando hablamos de la época de los Patriarcas. Estamos casi en los orígenes de la civilización. En los comienzos de la era del pensamiento. En la época del (era correspondiente). Reina en Egipto la XII dinastía. Comienza en Mesopotamia el Primer Imperio Babilónico, los Amorreos.

Los Patriarcas acaban de llegar a Canaán. Intentan acomodarse, siendo nómadas, en sus tierras. La vida no es fácil. Tanto se complica, que tienen necesidad de emigrar a Egipto. Ese será su país por varios siglos. *

En la época de los Patriarcas, como es natural, el idioma hebreo no existía. Cuando menos habría que esperar varios siglos para que empezara a formarse. Y aproximadamente un milenio para ponerse por escrito. Hay que esperar hasta la Monarquía para que los relatos populares, transmitidos oralmente, sean escritos en signos cananeos. La torá se escribió en hebreo. Los redactores del Génesis, escuela Yavhista (J) y Elohista (E) fundamentalmente, son los que han transmitido las tradiciones más antiguas. *

Si importante es conocer el comienzo de la escritura de la Torá, es mucho más transcendental, saber hasta qué época se pudo ir incorporando y/o retocando los libros del Pentateuco. La ideología dominante de la época puede verse desarrollada en los mismos. Las escuelas Deuteronómicas (D) y Sacerdotal (P), también dejan una impronta importante en los relatos de la Torá. Nos podemos colocar hacía el siglo IV a.c. como límite para la última redacción del Pentateuco. Hemos de tener presente que son muchos los siglos que van desde la época de los Patriarcas (c. siglo XX a.c.) hasta el fin de redacción (c. siglo IV a.c.).

*

Es verdaderamente dificultoso, poder escribir con exactitud, cuando ya han pasado 1.500 años. Y parece algo casi imposible, si además añadimos que queremos expresar sus sentimientos o sus creencias religiosas; eso puede parecer totalmente imposible. Esas creencias religiosas son además necesarias para poder fundamentar otras creencias de otras generaciones. Para rizar el rizo, se ve lógico que las religiosidades de nuestros ancestros hayan sido comunicadas por revelaciones particulares de seres no físicos, sino espirituales, o sea Dios.

*

¿Cuál es pues la religión de los Patriarcas? Esta es la pregunta a la que deseamos llegar. Pregunta difícil donde las haya. Pero es imprescindible intentar al menos dar una respuesta. Es cierto que sólo contamos con los escritos por los propios hagiógrafos.

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2.- Historia de la Salvación.

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Literatura extra bíblica.

Terafim. Efod. Urim Tumim.

Altares y/o ofrendas. Cuando los patriarcas conocieron al Dios “El”, quedaron profundamente impresionados. Les impactaba su grandeza y sus atributos, su poder y su fuerza. Por eso, a medida que se fueron estableciendo en el país y haciéndose ellos también sedentarios, los patriarcas empezaron a rendir culto al “Dios de los padres” en los santuarios del Dios “El”, y a considerar a “El” como su propio Dios. Esta es la razón por la que en el Génesis leemos, con toda naturalidad, que Abraham hizo una alianza con “El Shadday” (Gn 17,1), o que le rezó a “El Olam” (Gn 21,33), o que juró por “El Elyón” (Gn 14,22), o que el patriarca Jacob construyó un altar a “El Betel” (Gn 35,7).

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Breve exposición.

¿En qué Dios creía Abraham?

http://www.didascalia.org.ar/nota.asp?idN=46 Por: Ariel Álvarez Valdés.

Viejos conocidos. El primer antepasado del pueblo de Israel, según la Biblia, fue el patriarca Abraham, que vivió alrededor del año 1.800 a.c.

O sea que, según el Génesis, Abraham mantenía un fluido diálogo con Yahvé. Y sabía que el Dios que le hablaba era Yahvé, porque Dios mismo le dice: “Yo soy Yahvé, el que te hizo salir de Ur de los caldeos para regalarte esta tierra” (Gn 15,7). Y Abraham, cuando le habla, también le dice: “Mi Señor Yahvé” (Gn 15,2).

Por lo tanto, para el libro del Génesis el patriarca Abraham sabía muy bien que Dios se llamaba Yahvé. Y con este nombre lo invocaba y le rezaba.

Pero esta afirmación contradice al libro del Éxodo, el cual sostiene que la primera persona que conoció el nombre de Yahvé fue Moisés, el caudillo hebreo que vivió en Egipto 600 años más tarde que Abraham.

No conocía a Yahvé. En efecto, cuenta el Éxodo que cierto día Moisés se hallaba cuidando las ovejas en el desierto del Sinaí, cuando se le apareció Dios en forma de una zarza ardiente y le ordenó que fuera a Egipto a liberar al pueblo hebreo que estaba allí esclavo. Sorprendido, Moisés le preguntó a este Dios que le hablaba cómo se llamaba, y Él le respondió: “Yo soy Yahvé; éste es mi nombre para siempre; con este nombre quiero ser invocado eternamente” (Ex 3,1-15). Y luego agregó: “Yo me le aparecí a Abraham; pero mi nombre de Yahvé no se lo di a conocer” (Ex 6,2).

¿Cómo es posible, entonces, que Abraham conociera el nombre de Yahvé, si según este relato Moisés fue el primero en enterarse? Para responder a esta pregunta, es necesario saber cómo el pueblo de Israel llegó a conocer a Dios. Según los historiadores bíblicos, el patriarca Abraham (y los demás patriarcas) era un pastor seminómada que viajaba continuamente con sus ovejas en busca de pastos tiernos por la región del Medio Oriente. Y aunque creía en Dios, no tenía un lugar fijo dónde adorarlo. Dios era para Abraham como él mismo, es decir, un Dios viajero, trashumante, que lo acompañaba durante sus marchas, ocupándose de sus pequeños problemas cotidianos y protegiéndolo de los peligros del camino. Un Dios, pues, bastante modesto.

El Dios de Abraham no tenía nombre. Simplemente le decían “el Dios del padre”, porque era el Dios en el que había creído el antepasado fundador de la familia. Por eso Abraham debió llamar a su Dios “el Dios de mi padre Téraj” (porque el padre de Abraham se llamaba Téraj); como Isaac, hijo de Abraham, llamaba a Dios “el Dios de mi padre Abraham” (Gn 26,24); y Jacob, hijo de Isaac, llamaba a Dios “el Dios de mi padre Isaac” (Gn 46,1); y Labán, hijo de Najor, llamaba a Dios “el Dios de mi padre Najor”. (Gn 31,53).

Una religión muy simple. Al no adorar a Dios en ningún templo, Abraham y su familia tampoco disponían de sacerdotes, ni de ritos precisos, ni de vestimentas sagradas, ni de un culto minucioso. La religión de Abraham era muy simple. Consistía en el sacrificio de un animalito (que podía ser una oveja, una cabra, un cordero), realizado por el jefe del clan. Al llegar la primavera y comenzar la trashumancia (es decir, la partida del clan, luego del invierno, en busca de nuevos pastos para el ganado), entonces se tomaba un animal del rebaño y se lo sacrificaba para invocar la protección de Dios. Lo central de esta ceremonia era el llamado “rito de la sangre”. ¿En qué consistía? El jefe del clan tomaba la sangre del animal y con ella rociaba los palos y las cuerdas de las tiendas, pues se creía que así se alejaba los malos espíritus que acechaban por el camino a los beduinos. Luego se asaba al fuego la carne de la víctima para comerla, y entonces toda la familia partía.

Cuando, en este nuevo lugar, volvía a acabarse el pasto y debían emigrar otra vez, sacrificaban otro animalito y partían así tranquilos, protegidos por la divinidad. Así era el culto al “Dios de los padres”.

Nuevo país, nuevo Dios. Pero cuando Abraham llegó a Canaán, se encontró con que los cananeos (la población local) practicaban una religión muy distinta. Adoraban a un poderoso Dios llamado “El”. El culto se celebraba en lugares fijos, y con bellas ceremonias llenas de atractivo y color.

Este Dios cananeo era muy diferente al Dios de Abraham. Porque al ser los cananeos un pueblo sedentario, y por lo tanto agrícola, adoraban a un Dios experto en agricultura, al que podían rezarle porque dominaba la tierra y todos sus elementos. Incluso los cananeos habían llegado a la idea de que “El” era el creador del cielo y de la tierra (idea que la familia de Abraham no había podido desarrollar, porque, al vivir de sus ganados, la tierra les preocupaba poco).

Este Dios “El” era, pues, un Dios sumamente grande y poderoso. Pero por eso mismo, tenía un defecto: era un Dios lejano a la gente. No se ocupaba de sus pequeños problemas, ni intervenía en los asuntos cotidianos, ni en cuestiones familiares. Era un Dios trascendente, no doméstico como el Dios de Abraham.

Este Dios cananeo, llamado “El”, tenía distintos nombres según el lugar donde era adorado. Así, en la ciudad de Siquem se lo conocía como “El Berit” (Jc 9,46). En Betel se lo llamaba “El Betel” (Gn 31,13). En Jerusalén le decían “El Elyón” (Gn 14,18-20). En Bersheba, “El Olam” (Gn 21,33). En el desierto del Néguev, “El Roí” (Gn 16,13). Y en otros lugares, “El Shadday” (Gn 17,1).

La mezcla de dioses. Cuando los patriarcas conocieron al Dios “El”, quedaron profundamente impresionados. Les impactaba su grandeza y sus atributos, su poder y su fuerza. Por eso, a medida que se fueron estableciendo en el país y haciéndose ellos también sedentarios, los patriarcas empezaron a rendir culto al “Dios de los padres” en los santuarios del Dios “El”, y a considerar a “El” como su propio Dios. Esta es la razón por la que en el Génesis leemos, con toda naturalidad, que Abraham hizo una alianza con “El Shadday” (Gn 17,1), o que le rezó a “El Olam” (Gn 21,33), o que juró por “El Elyón” (Gn 14,22), o que el patriarca Jacob construyó un altar a “El Betel” (Gn 35,7).

Poco a poco, el Dios “El” fue confundiéndose con “el Dios de los padres”. Y así, la idea de Dios que tenían los patriarcas quedó enormemente enriquecida. Porque el Dios de Abraham pasó ahora a tener las dos grandes cualidades de la divinidad. Por una parte, seguía siendo ese Dios cercano y familiar que acompañaba y protegía al grupo, y que velaba por su presente cotidiano y sus necesidades domésticas. Pero por otra parte, se fue convirtiendo en un Dios poderoso y trascendente, creador del mundo y dominador de la naturaleza.

Todos eran el mismo. Entonces sucedió de nuevo un hecho teológico trascendente. Así como cuando llegaron a Canaán los patriarcas no tuvieron inconvenientes en identificar a “El” con “el Dios de los padres”, tampoco esta vez los israelitas tuvieron problemas en identificar a Yahvé con “el Dios de los padres”. Con lo cual, la idea de Dios volvió a progresar enormemente para los hebreos. Porque ahora Dios no sólo era un Dios cercano y protector (como el “Dios de los padres”), y trascendente y creador (como el Dios “El” de Canaán), sino que adquirió una tercera cualidad: era un Dios con futuro; un Dios que gobernaba la historia hacia una meta; en definitiva, un Dios con proyectos y esperanzas, como lo había demostrado al hacer la impresionante alianza del monte Sinaí.

Y por eso, doscientos años después de Moisés, en tiempos del rey Salomón, cuando se resolvió escribir las tradiciones de los patriarcas (que hasta entonces se transmitían sobre todo oralmente), los escribas sagrados no dudaron en decir que Abraham ya conocía a esta grandiosa divinidad llamada Yahvé (Gn 12,1). Y no sólo Abraham, sino también su mayordomo (Gn 24,12), su sobrino Lot (Gn 19,33), su sobrino Betuel (Gn 24,50), su sobrino nieto Labán (Gn 24,31), y su hijo Isaac (Gn 25,21), aun cuando la misma tradición israelita sabía que en verdad fue Moisés el primero en conocer este nombre.

Porque si bien históricamente no era cierto que los patriarcas conocían el nombre de Yahvé (pues sólo a partir de Moisés le dieron este nombre), ellos estaban convencidos de que fue Yahvé el mismo y único Dios que guió siempre al pueblo hebreo, desde Abraham hasta la salida de Egipto.

La sorpresa final. Todavía les aguardaba una sorpresa a los israelitas. Porque ellos, si bien adoraban a un solo Dios, siempre pensaron que los dioses de los otros pueblos sí existían de veras. Por ejemplo, creían que además de Yahvé (su propio Dios), existía Baal (dios de los cananeos), Kemosh (dios de los moabitas), Molok (dios de los amonitas), Marduk (dios de los babilonios), Amón (dios de los egipcios).

Los israelitas no eran, pues, monoteístas, como suele decirse (no creían en la existencia de un solo Dios), sino monólatras (creían que existían muchos dioses, pero ellos adoraban a uno).

Un Dios para hoy. Abraham sólo conoció al “Dios de los padres”, un Dios familiar y doméstico, experto en ganados y problemas caseros. En Canaán, sus descendientes aprendieron que Dios era además majestuoso y trascendente, capaz de dominar la tierra y de conceder las cosechas.

Es el único modo de llegar al final de ese largo y apasionante camino, que comenzó a ser recorrido a tientas y tímidamente por nuestro padre Abraham cuatro mil años atrás.

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Bibliografía: Internet: http: www.

Índice. Fuster.
La Religión del Antiguo Israel en tiempos pre-monárquicos. (Parte I).
La Religión del Antiguo Israel en tiempos pre-monárquicos. (Parte II).
La Religión del Antiguo Israel en tiempos pre-monárquicos. (Parte III).
Habla el Antiguo Testamento. Samuel J. Schultz.
¿En qué Dios creía Abraham? Ariel Álvarez Valdés.
Páginas de Fuster./
Páginas de Fuster.
Páginas de Fuster.
Páginas de Fuster.
Páginas de Fuster.
La religión. Monografías.
Canaán.
Nombres de Dios y sus significados. Mercaba.
Canaán en la era patriarcal.

Terafín:
Terafín. Wikipedia.
Terafín. Fragancia de Cristo.com
El terafín en el Antiguo Testamento.
Terafín. Wikicristiano.org
El padre como sacerdote en tiempo patriarcal. Ministros.org
Terafines. Amen.net

Efod:
Efod. Wikipedia.
¿Qué era el efod y el pectoral? Sitio de esperanza.com
Efod. Diccionario bíblico. Wikicristiano.org
Efod. Aciprensa.com
El Efod y el cinto primoroso. Gamanel.

Urim y Turim:
Urim y Tumim. Wikipedia.
Urim y Tumim. Aciprensa.
Urim y Tumim. Lds.org
Urim y Tumim. Cuantica.com

Actualizado: 1-Noviembre-2.013. Subido a Red: