CAMBIO DE ESCENARIO.
De Mesopotamia a Canaán.
Pincelada bíblica.
Libro del Génesis.
Capítulo: 11.
10.- Éstos son los descendientes de Sem: Sem tenía cien años cuando engendró a Arfacsad, dos años después del diluvio. […]
12.- Arfacsad era de treinta y cinco años de edad cuando engendró a Sélaj. […]
14.- Era Sélaj de treinta años cuando engendró a Héber. […]
16.- Era Héber de treinta y cuatro años cuando engendró a Péleg.
18.- Era Péleg de treinta años cuando engendró a Reú. […]
20.- Era Reú de treinta y dos años cuando engendró a Serug. […]
22.- Era Serug de treinta años cuando engendró a Najor. […]
24.- Era Najor de veintinueve años cuando engendró a Téraj. […]
26.- Era Téraj de setenta años cuando engendró a Abrán, a Najor y a Harán. […]
27.- Harán engendró a Lot.
28.- Harán murió en vida de su padre Téraj, en su país natal, Ur de los caldeos.
29.- Abrán y Najor se casaron. La mujer de Abrán se llamaba Saray, y la mujer de Najor, Milcá, hija de Harán, el padre de Milcá y de Jiscá.
30.- Saray era estéril, sin hijos.
31.- Téraj tomó a su hijo Abrán, a su nieto Lot, el hijo de Harán, y a su nuera Saray, la mujer de su hijo Abrán, y salieron juntos de Ur de los caldeos, para dirigirse a Canaán. Llegados a Jarán, se establecieron allí. […]
32.- Gén 11:32 Téraj vivió doscientos cinco años, y murió en Jarán.
Capítulo: 12.
1.- Yahvé dijo a Abrán: "Vete de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre a la tierra que yo te mostraré. […]
4.- Marchó, pues, Abrán, como se lo había dicho Yahvé, y con él marchó Lot. Tenía Abrán setenta y cinco años cuando salió de Jarán. […]
7.- Yahvé se apareció a Abrán y le dijo: “A tu descendencia he de dar esta tierra”. […]
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1.- Ambientación histórica.
La biblia lo dice con claridad. La familia entera de Abram, con su padre como jefe del clan, decide, o más bien, es impulsado por las circunstancias políticas del momento, -nuevas incursiones a la ciudad-, iniciar la búsqueda de nuevos pastos para sus rebaños, y se pone en marcha.
Nos estamos posicionando históricamente, en el comienzo del segundo milenio a.c., las ciudades de la baja Mesopotamia se encuentran en no pocas dificultades, ya que empiezan a sentirse amenazadas por una serie de migraciones. Aquí podemos situar a Ur de los Caldeos.
Algunos habitantes se dedican al pastoreo. Está claro son nómadas. Necesitan nuevos pastos para sus rebaños. Tienen al río Éufrates como guía. No abandonan sus riberas. Caminan río arriba. Hacen las paradas que ellos creen convenientes. Conocen muy bien los periodos estacionales. Saben cuándo deben descansar. Los animales también tienen sus tiempos para dar vida a sus retoños. Es imperativo natural. No es una marcha de maratón. Son nómadas no deportistas.
Bien es verdad que el libro no dice ni cuando empiezan, ni cuando acaban. Las fechas no son importantes. Tampoco las distancias. Ni siquiera los caminos. Es probable que no siguieran las vías de las caravanas. Ellos tienen sus caminos. Aunque al final la distancia sea grande, el caminar es lento. Sabemos cuál es el inicio, Ur de Caldea. Y también conocemos el final, Jarán. Para entendernos hoy, la distancia recorrida no sería inferior a 1.500 km.
Es importante no olvidar qué significa en esa época el ser nómada. Es una vida dura. Las adversidades pueden ser de diversa índole. Unas son inherentes al nomadismo y otras son exteriores al mismo. El nomadismo no significa obligatoriamente que se sea apátrida. Ni siquiera en esta época cuyas fronteras de la nación son tan especiales. Ellos se sienten unificados, aunque sean clanes familiares. La pertenencia al clan puede ser lo más determinante. El clan no es algo estático sino en continuo movimiento. Es importante pertenecer al clan.
Cuando la distancia a recorrer es grande se puede salir de las fronteras. Nunca del clan. Lo importante del nomadismo es que las raíces sobre el terruño, son débiles. Los nómadas arrastran tras de sí todas sus pertenencias. Están predispuestos tanto a abandonar ciertas pertenencias, así como poder adquirir otras nuevas. No todas ellas pueden ser de orden material. Nos referimos aquí a pertenencias de orden espiritual. El hombre de aquella época también tenía enseñanzas religiosas. Tenía creencias. En definitiva una religión. Podías dejar atrás creencias, dioses, de otras regiones. Pero los nómadas llevaban sus propios dioses, creencias. Además se podría asimilar los nuevos dioses. Los dioses eran característicos de cada región, ciudad, clan. Eran diferentes de los nómadas.
La marcha es tan larga que han llegado a atravesar las fronteras naturales. Aunque permanecen en la misma cuenca del río, se adentran en otra cultura diferente. Están dentro de lo que se ha llamado Creciente Medio Fértil, pero en realidad, son dos regiones diferentes. Esto es importante, han abandonado Mesopotamia y se han adentrado en lo que podemos llamar Canaán. Ellos siguen siendo los mismos pero el entorno ha cambiado. Han cambiado de escenario. No será el último.
Otro de los cambios realizados es que se han traído consigo sus propios dioses, los dioses de los nómadas. Ellos no le dan importancia, pero la tendrá y muy importante. Los dioses de esta época eran inseparables del pensamiento de cada uno. Eran partícipes del clan. Viajaban con ellos allí donde fueran. No eran seres ajenos. Defendían al clan. Eran invocados y ellos respondían.
En resumen, podemos ver cómo el relato bíblico, nos describe el cambio de escenario que hasta ahora ha desarrollado la historia salvífica ubicado en Mesopotamia y quiere hacer explícito, que desde este largo viaje ha cambiado el escenario. Ya no más Mesopotamia. Hay un antes y un después. Si lo anterior es importante, lo que ha de venir lo será más.
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Una vez llegado a Jarán, nos dice la biblia, Abrán recibe una nueva orden: Hay que continuar el viaje. Esta vez es una orden para él, no para todo el clan. Su sobrino se une a la vida del nomadismo. Sin embargo hay algo especial en este viaje. Hay una promesa y él tiene una esperanza. La ilusión del nómada es que algún día pueda ser dueño y señor de las tierras en que pastorea. Ser sedentario. Abrán tiene una certeza. Se vislumbra como señor de su tierra. Si no logra serlo él, al menos lo serán sus descendientes. Ya tiene un objetivo. Dejar de ser nómada es un avance. Ser sedentario es un desafío.
Como ya hemos adelantado anteriormente, también en el aspecto religioso no será fácil acomodarse a los dioses sedentarios. Tendrá que ejercer un fuerte ejercicio de personalidad para poder cambiar los sentimientos religiosos. ¿Son mejores y más cercanos los dioses sedentarios? No será nada fácil, en la práctica, resolver el dilema. El Dios que le empuja a viajar, ¿es nómada o sedentario? ¿Es el mismo que tienen los pueblos sedentarios? ¿Es el mismo que ha dejado en su antigua tierra, Ur de los caldeos? ¿El nuevo Dios que le anima a viajar, se podrá compatibilizar con los demás dioses?
Son preguntas que presuponemos que Abrán se ha podido cuestionar en algún momento. Pronto se le irán descubriendo las respuestas. No será fácil encontrar una solución adecuada. Abrán saldrá victorioso, no obstante, de estos dilemas. Su Fe y su amistad con el nuevo Dios, formara, sin duda, parte de la solución.
La lucha entre el nomadismo y el sedentarismo, formará parte del esfuerzo continuo de la humanidad. Todavía hoy día se mantiene, en algunas regiones, esa dicotomía.
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Al final Abrahán consigue tener la primera posesión Israelita en Canaán. Es la primera compra de una propiedad en la biblia. Acepta las tradiciones de los sedentarios. No acepta un regalo, quiere una propiedad. Aquí se encuentra las raíces de la propiedad privada. No se conforma con la promesa de su Dios. La primera propiedad, además, es para perpetuar su ascendencia, sus muertos. Es propiedad del clan. Todo el clan ha de estar ligado para siempre a esta tierra. El sedentarismo triunfa de forma fehaciente. Esta es la raíz de innumerables guerras en la humanidad, defender la propiedad. La propiedad privada acaba de adquirir el documento de legalidad.
Ya pueden continuar con el pastoreo. Incluso pueden atravesar naciones e imperios. Establecer vínculos sagrados con otras tribus. Vivir temporalmente, aunque sean en tiempos largos, en otros territorios. Todo está permitido con tal de volver a la propiedad privada. Es la verdadera llamada de la sangre. En esta sepultura será también colocado el propio Abrahán, su hijo Isaac, su nieto Jacob. Además de Sara, Rebeca y Lía.
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Gracias a los descubrimientos arqueológicos, hoy se sabe que, hacia el 1.950 a.c., con la caída de la dinastía III de Ur, una serie de invasiones de los pueblos elamitas por el este y de los amorreos por el oeste devastaron la Mesopotamia Inferior, obligando a sus habitantes a emigrar hacia la Alta Mesopotamia, en concreto hacia Jarán. Probablemente el clan de Téraj estaba entre estos grupos de emigrantes, por lo que se dice en Gn 11, 31: “Téraj tomó a su hijo Abram, a su nieto Lot, el hijo de Harán, y a su nuera Saray, la mujer de su hijo Abram, y salieron juntos de Ur de los Caldeos, para dirigirse a Canaán. Llegados a Jarán, se establecieron allí”. Jarán se halla a mitad de camino entre Ur y Canaán. El nombre del lugar significa ‘ruta’, porque era el paso obligado de las caravanas comerciales que iban a Mesopotamia, a Siria y a Egipto.
En resumen, Abraham era el hijo del jefe de una tribu, por lo tanto rico en ganado, dinero, esclavos, siervos, etc. Adoraba a los dioses de moda en aquella época, a los que todos sus compatriotas adoraban. Se convierte en emigrante porque la vida de su familia estaba en peligro debido a los ataques de los pueblos vecinos. Y reside en un lugar llamado Jarán hasta la edad de 75 años, donde tras la muerte de su padre ejerce de jefe del clan y llevando una vida seminómada, de un lado para otro.
http://es.scribd.com/doc/13846492/ABRAHAM-EL-HOMBRE-DE-LA-PROMESA
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2.- Historia de la Salvación.
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Bibliografía. Enlaces: www.
Los patriarcas en la historia de la Salvación. Rafael Sanz Carrera.
Historia de los Cananeos. Jessica Martínez.
Subido a la Red: 20-Mayo-2014.