EN EL PRINCIPIO… DIOS.
Historia de la Creación del Universo.
DIOS ES ETERNO. No necesita tiempo: ni pasado ni futuro.
DIOS ES ESPIRITU. No necesita espacio: ni cielo ni infierno.
Textos bíblicos.
Génesis.
En el principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas.
Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz. Vio Dios que la luz estaba bien, y apartó Dios la luz de la oscuridad; y llamó Dios a la luz «día», y a la oscuridad la llamó «noche». Y atardeció y amaneció: día primero.
Dijo Dios: «Haya un firmamento por en medio de las aguas, que las aparte unas de otras.» E hizo Dios el firmamento; y apartó las aguas de por debajo del firmamento de las aguas de por encima del firmamento. Y así fue. Y llamó Dios al firmamento «cielo». Y atardeció y amaneció: día segundo.
Dijo Dios: «Acumúlense las aguas de por debajo del firmamento en un solo conjunto, y déjese ver lo seco»; y así fue. Y llamó Dios a lo seco «tierra», y al conjunto de las aguas lo llamó «mar»; y vio Dios que estaba bien.
Dijo Dios: «Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semillas y árboles frutales que den fruto según su especie, con su semilla dentro, sobre la tierra.» Y así fue. La tierra produjo vegetación: hierbas que dan semilla según sus especies, y árboles que dan fruto con la semilla dentro según sus especies; y vio Dios que estaban bien. Y atardeció y amaneció: día tercero.
Dijo Dios: «Haya luceros en el firmamento celeste, para apartar el día de la noche, y sirvan de señales para solemnidades, días y años; y sirvan de luceros en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra.» Y así fue. Hizo Dios los dos luceros mayores; el lucero grande para regir el día, y el lucero pequeño para regir la noche, y las estrellas; y los puso Dios en el firmamento celeste para alumbrar la tierra, y para regir el día y la noche, y para apartar la luz de la oscuridad; y vio Dios que estaba bien. Y atardeció y amaneció: día cuarto.
Dijo Dios: «Bullan las aguas de animales vivientes, y aves revoloteen sobre la tierra frente al firmamento celeste.» Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo animal viviente que repta y que hacen bullir las aguas según sus especies, y todas las aves aladas según sus especies; y vio Dios que estaba bien; y los bendijo Dios diciendo: «sed fecundos y multiplicaos, y henchid las aguas de los mares, y las aves crezcan en la tierra.» Y atardeció y amaneció: día quinto.
Dijo Dios: «Produzca la tierra animales vivientes según su especie: bestias, reptiles y alimañas terrestres según su especie.» Y así fue. Hizo Dios las alimañas terrestres según especie, y las bestias según especie, y los reptiles del suelo según su especie: y vio Dios que estaba bien. [Gn 1,1-25]
Concluyéronse, pues, el cielo y la tierra y todo su aparato, y dio por concluida Dios en el séptimo día la labor que había hecho, y cesó en el día séptimo de toda la labor que hiciera. Y bendijo Dios el día séptimo y lo santificó; porque en él cesó Dios de toda la obra creadora que Dios había hecho.
Ésos fueron los orígenes del cielo y la tierra, cuando fueron creados. [Gn 2,1-4]
2 Macabeos.
Te ruego, hijo, que mires al cielo y a la tierra y, al ver todo lo que hay en ellos, sepas que a partir de la nada lo hizo Dios y que también el género humano ha llegado así a la existencia. [2 Mc 7,28]
Job.
Job, 38-42.
Provervios.
Proverbios, 8, 22-31.
Eclesiástico.
Eclesiástico, 42, 15-43, 33.
Salmos.
Salmos, 8; 19 1-7; 103; 104; 135, 4-7; 136; 148.
1.- Ambientación histórica.
Es sabido que el libro del Génesis comienza con dos relatos de la creación. El segundo de ellos (2, 4b-25), de un estilo vivo y colorista, es el que parece más antiguo. El primero (1, 1-24a) es de un estilo más austero y monótono; si está colocado en primer lugar es porque así se respeta el orden cronológico, ya que describe la creación del universo que culminará en la creación del hombre, mientras que el segundo relato se centra en la creación del hombre y continúa con la narración del pecado.
a) El primer relato (Gen. 1, 1-24a). Este texto, perteneciente a la tradición sacerdotal, fue redactado probablemente en el siglo VI a.c. y con gran sobriedad presenta el hecho de la Creación dentro del esquema litúrgico de la semana.
b) El segundo relato (2, 4b-25). Este texto pertenece a la tradición yahvista y fue redactado probablemente el siglo X ó IX a.c.
2.- Historia de la Salvación.
Relato de la no existencia.
Introducción.
Como método de trabajo vamos a utilizar un juego literario consistente en ir haciendo desaparecer, como si no existieran, los acontecimientos que han sucedido en el devenir de la historia. Para ello nos situaremos en el pasaje de la Sagrada Escritura del Génesis que nos narra la creación del mundo. Comenzaremos a ir contemplando, como si no existieran, empezando del final hacia el principio. Así llegaremos al mismo inicio del comienzo del relato mismo: “En el principio…”
Séptimo día.
1 Concluyéronse, pues, el cielo y la tierra y todo su aparato, 2 y dio por concluida Dios en el séptimo día la labor que había hecho, y cesó en el día séptimo de toda la labor que hiciera. 3 Y bendijo Dios el día séptimo y lo santificó; porque en él cesó Dios de toda la obra creadora que Dios había hecho.
4 Ésos fueron los orígenes del cielo y la tierra, cuando fueron creados.
Este séptimo día, es el más fácil de comprender su no existencia ya que está por encima de la posible inteligencia del hombre. Es difícil de imaginar que Dios pueda “cesar” de “laborar”. Sin embargo sí podemos comprender el mandato divino de “santificar” la obra de la creación. Pues bien, hemos de intentar imaginar que todo esto no ha existido. El séptimo día lo enviamos al olvido de la memoria.
Sexto día.
26 Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra…»
28 Y los bendijo Dios con estas palabras: «Sed fecundos y multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla…»
31 Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien. Y atardeció y amaneció: día sexto.
Aquí tenemos el punto crucial de nuestro estudio. Cómo vamos a comprender la no existencia de toda la historia humana. Hay que intentarlo.
Quinto día.
20 Dijo Dios: «Bullan las aguas de animales vivientes, y aves revoloteen sobre la tierra…»
23 Y atardeció y amaneció: día quinto.
Si no tenemos hombres sobre la faz de la tierra, ¿Para qué queremos vida en los océanos y en las aguas superficiales, así como aves en los cielos inmensos de la atmósfera? Es un lujo que bien podemos prescindir de él. Han sido una necesidad del hombre pero que no necesitamos ya. Podemos enviarlos al olvido.
Cuerto día.
14 Dijo Dios: «Haya luceros en el firmamento celeste, para apartar el día de la noche,…
16 Hizo Dios los dos luceros mayores;…
19 Y atardeció y amaneció: día cuarto.
Una imagen vale más que mil palabras. Esto se nos puede volver contra nosotros. Hablamos de imágenes porque tenemos luz y tinieblas, pero cuando no existe ni luz ni tinieblas, no se puede hablar de luceros en el firmamento. Intentemos de nuevo llevar al olvido.
Tercer día.
9 Dijo Dios: «Acumúlense las aguas de por debajo del firmamento en un solo conjunto…»; 10 Y llamó Dios a lo seco «tierra», y al conjunto de las aguas lo llamó «mar»… 11 Dijo Dios: «Produzca la tierra vegetación…, sobre la tierra...» 13 Y atardeció y amaneció: día tercero.
Esto sí que imposible de imaginar. No podemos vivir sin agua. Sin cielo y sin agua mal ni la vegetación puede vivir. Mal podemos llamar tierra a lo que resta de pensar que pueda quedar algo de vida.
Segundo día.
6 Dijo Dios: «Haya un firmamento por en medio de las aguas, que las aparte unas de otras…»
8 Y llamó Dios al firmamento «cielo». Y atardeció y amaneció: día segundo.
Ya es el acabose. Sin tierra, sin animales, sin hombres, sin agua. Para qué queremos firmamento. La obra grandilocuente de la creación. Es la nada. Todo lo material lo hemos enviado al olvido. Ya no queda nada.
Primer día.
1 «En el principio creó Dios el cielo y la tierra… 3 Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz». Y atardeció y amaneció: día primero.
Ya hemos llegado al inicio de la creación. El creador ha contemplado el nido para su creatura. Primero la tierra, que ya hemos visto como ha desaparecido totalmente. Sólo queda el fin último de la creación: el cielo. La mansión del creador. Si intentamos olvidar el cielo, es que hemos llegado al fin. Qué queda pues. Solo queda Dios. No hay nada más que Él. Padre, Hijo y Espíritu.
3.- Preguntas de siempre.
En nuestro mundo actual, son muchos los que se preguntan por el mismo misterio de Dios.
Algunos, en el campo de la ciencia, se preguntan por la gran ecuación.
Otros quieren conocer quién es α y Ω.
En algunos ritos se preguntan por el quién, el cuándo, el cómo, el dónde,…
En la filosofía el interrogante es el primer motor inmóvil, la primera causa, el ser necesario.
¿Qué aplicación tiene para nuestra vida espiritual y nuestro progreso en la santidad este concepto de que Dios vive en un eterno presente?
Una aplicación muy importante es el aprender a vivir en presente, como Dios.
Si vivimos anclados en el pasado, lamentándonos de lo que ha sucedido o lo que dejamos de hacer, o lo que hubiera podido ser si tal cosa hubiéramos hecho, Dios no está allí, pues su nombre no es “Yo fui”.
Y si vivimos pensando en el futuro, preocupados por lo que nos sucederá o por lo que puede venir, o planificando innecesariamente, Dios tampoco está allí, pues su nombre no es “Yo seré”.
Pero al acostumbrarnos a vivir en presente, allí encontraremos a Dios, pues su nombre es “Yo soy”.
4.- Enlaces amigos.
Mercaba. Teología bíblica de la creación.
Eternidad. Mercaba.
Dos visiones del tiempo y la eternidad. Verónica Benavides González.
Taringa. Dios y el tiempo.
La invención del cielo. Jaime Monestier.
Eternidad de Dios. San Buenaventura.net.
¿Por qué Dios me creó si sabía que me iba a condenar? Eduardo Volpacchio.
Omnipresencia de Dios.
Cielo, Infierno, Purgatorio. Juan Pablo II.
En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Gratisdate.org
La realidad del hombre. Aciprensa.
Génesis: dioses y reyes. Pato Acevedo.
En defensa de la vida. Germinansgerminavit.com
Subido a la Red: 1-Enero-2015.